sábado, 4 de diciembre de 2010

Los 50 mejores inventos del 2010, según la revista TIME

El iPad, la primera célula artificial, un exoesqueleto para tetrapléjicos, unos pulmones de laboratorio y un autobús que deja pasar los coches por debajo, entre los ingenios que marcarán el futuro

Día 15/11/2010 -

La revista Time ha publicado su lista de los mejores 50 inventos de 2010. Un recopilatorio que ofrece unas pinceladas de cómo ha ido la investigación en este último año y cuáles han sido sus logros. Dentro de este panorama de avances científicos destaca el coche autopilotado de Google, el autobús chino que pasa por encima del resto de vehículos, desarrollos dedicados a paliar ciertas minusvalías o el mismo iPad.



ABC.El autobús chino que deja pasar los coches por debajo, el exoesqueleto biónico y la célula sintética de Craig VenterLa lista de los 50 mejores inventos de 2010 de Time tiene ideas y objetos de todo tipo. Es un buen indicador para hacer balance de los avances científicos y técnicos más actuales. Algunos de ellos pueden tener una gran utilidad si se perfeccionan y se hacen más asequibles, como un exoesqueleto que permite a una persona en silla de ruedas levantarse y dar unos pasos.

Otros son de índole más disparatada, como el artilugio volador Martin Jetpack, que permite a un hombre remontar el vuelo con ayuda de unos motores de propulsión, a modo de nave espacial. Pero estos no son los únicos.

Avances tecnológicos

El iPad está calificado como una de las invenciones del sector de la tecnología. El producto de Apple, que ha dado lugar a una pugna por competir en el mercado de los tablets, ha contribuido a difundir una nueva vertiente de la movilidad. Sus funciones táctiles y las posibilidades que ofrece su pantalla, más grande que la de los smartphones pero lo suficientemente reducida para ser transportable, lo han hecho entrar en la lista.

Otro dispositivo que lo acompaña es la minicámara Looxcie, un pequeño aparato que se coloca junto al oído. Pese a su reducido tamaño nos permite grabar imagen y sonido, así como enviar estos datos directamente a Facebook, a YouTube o a una dirección de email sólo con pulsar un botón

Transporte futurista

Los medios de transporte experimentarán un gran salto según demuestra la lista. El coche autopilotado Google Car, que utiliza sensores para captar el entorno, una gran base de datos, mapas y capacidad para procesar la información en tiempo real, está entre los seleccionados. Pero existen más proyectos futuristas. Edison 2 es un prototipo de diseño aerodinámico. Su ligereza le permite obtener una eficiencia energética desacostumbrada.

El autobús de China, a través del cual pasan los coches, es otro de los señalados por la lista. Este vehículo está todavía pendiente de recibir la aprobación del gobierno chino para empezar con pruebas en Pekín. Supondría una mejora interesante ya que evitaría el tráfico, pasando por encima de éste.

La primera célula sintética

Este año también ha sido el de la generación de la primera célula sintética. El investigador Craig Venter, impulsor también del Proyecto Genoma Humano, anunció la constitución de Mycoplasma laboratorium, una bacteria creada parcialmente de forma sintética. Las aplicaciones que esto puede tener son de vértigo. Aunque dejando de lado el nacimiento de posibles androides al estilo de la ciencia ficción, tendrá relevancia a la hora de crear nuevas vacunas.

La revista Time destaca también unos pulmones generados en laboratorio. Un avance que puede revolucionar el área de los trasplantes, solucionando problemas de compatibilidad y de escasez.

Tecnología para curar

Enlazando con las anteriores investigaciones, en el mundo de la salud destaca el exoesqueleto eLegs. Se trata de unas piernas que permiten a una persona en silla de ruedas levantarse y andar unos cuantos pasos. Esta tecnología aún está en sus inicios pero los resultados parecen esperanzadores.

En la línea de facilitar las cosas también se han inventado unas gafas, que contemplan un dispositivo, EyeWriter, que sirve para dibujar o incluso escribir siguiendo el movimiento del ojo.

El primer paso para la eterna juventud


Otro artículo interesantísimo publicado por el diario ABC  de España

Científicos, entre ellos un español, logran revertir el envejecimiento en ratones: los animales mejoraron de sus achaques, recuperaron el olfato y les crecieron nuevas neuronas

Día 30/11/2010 - 17.09h
Un grupo de científicos de Harvard, entre los que se encuentra el español Juan Cadiñanos, ha diseñado una terapia capaz de revertir el envejecimiento en ratones. El tratamiento actúa sobre los telómeros, agilizando la división celular, regenerando tejidos, deteniendo la neurodegeneración, creando nuevas neuronas e incluso recuperando la agudeza del olfato deteriorado por la edad. ¿Estamos más cerca de lograr la juventud eterna?



Un artículo publicado online en la última edición de la revista Nature da cuenta de que se ha logrado revertir los efectos que provoca la edad en tejidos y órganos. La investigación se ha realizado con ratones, y ha sido desarrollada en el Dana Farber Cancer Institute de Harvard , en Boston, por un equipo de profesionales entre los que se encuentra el director del Laboratorio del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular (IMOMA) del Centro Médico de Asturias, Juan Cadiñanos. La noticia es espectacular, sobre todo porque los autores del trabajo creen que la técnica utilizada puede ser aplicada en humanos para atrasar el proceso de envejecimiento.

Las pruebas, realizadas sobre ratones modificados genéticamente, demostraron que es posible revertir los cambios provocados por la edad, regenerando células y órganos. La magnitud de los resultados sorprendió incluso a los científicos que participaron del proyecto. "Lo que vimos en estos animales no es una pequeña desaceleración o estabilización del proceso de envejecimiento. Hemos visto un cambio dramático e inesperado," explica Ronald DePinho, líder del equipo de Harvard a la revista Nature. El cambio producido en estos animales nos permite soñar con la aplicación de esta terapia en humanos, retrasando el envejecimiento natural y prolongando al máximo la etapa de la juventud de millones de personas.

Efecto similar en humanos

El mecanismo del envejecimiento es bien conocido. En pocas palabras, el problema se origina en el deterioro de los telómeros. Las células que componen nuestros cuerpos poseen 23 pares de cromosomas, que contienen nuestro querido ADN. Los extremos de los cromosomas están protegidos por los telómeros, que cumplen una función similar a las cintas que evitan que un cordón de zapato se deshilachen. Cada vez que la célula se divide, los telómeros se acortan, y llega un momento en que dejan de cumplir su función. Cuando esto ocurre, la célula muere o entra en un estado al que generalmente llamamos "envejecimiento".





El descubrimiento de la enzima telomerasa mereció el premio Nobel de Medicina 2009 para tres investigadores estadounidenses que descubrieron el papel de esta enzima para frenar la muerte de las células al evitar que se acorten los telómeros de los cromosomas en cada división celular.


Lo interesante del caso es que el funcionamiento de los telómeros es idéntico en ratones y humanos, por lo que si la terapia ha funcionado tan bien en los roedores, es de esperar que tenga un efecto muy similar en nosotros. Estos ratones, manipulados genéticamente y criados especialmente en Harvard -las herramientas moleculares necesarias para crear estas ratas fueron un aporte de Cadiñanos- carecían de la enzima llamada telomerasa, que normalmente impide que los telómeros dejen de funcionar. Al no poseer esta enzima, los ratones envejecieron prematuramente y comenzaron a padecer las típicas dolencias asociadas con la edad avanzada: disminución del sentido del olfato , del tamaño de su cerebro e infertilidad. Al reactivar la enzima, se comenzaron revertir los signos de envejecimiento. "Después de cuatro semanas de tratamiento, se logró una recuperación importante, incluyendo el crecimiento de nuevas neuronas en el cerebro", explicó DePinho.

¿Estamos cerca de lograr la juventud eterna? Indudablemente, estamos más cerca de lo que estábamos hace un par de años. Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, puede que la aplicación directa sea difícil, ya que la enzima telomerasa tiene como efecto colateral un aumento en la tasa de formación de tumores, elevando la probabilidad de contraer cáncer, sobre todo en organismos de edad avanzada. “La aplicación en humanos será ni sencilla ni rápida. Primero habrá que analizar las posibles consecuencias negativas de la regeneración de telómeros para poder ver si es o no seguro”, dice Juan Cadiñanos al diario El Comercio. Está claro que queda bastante camino por recorrer, pero la importancia que posee este tipo de investigación garantiza que, probablemente, tendremos noticias relacionadas con esta investigación dentro de poco tiempo.

   Ronald A. DePinho, responsable de la investigación

Últimas noticias sobre el universo

Estos tres artículos publicados en el diario ABC de España, trata nuevamente el problema tan apasionante como palpitante del universo; en concreto estás últimas investigaciones demuestran una vez más que la materia la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma. NO SE PUEDE identificar universo = materia, el universo que conocemos es sólo la parte de la materia que el hombre ha llegado a observar y que está empezando a conocer; más allá de eso, antes de Big-Bang y después de él, ha existido, existe y seguirá existiendo materia de una u otra forma. La otra cuestión importantísima que se desprende de todo ello, es que el hombre jamás logrará la verdad absoluta acerca de la materia, pretender verdades absolutas es creer en entidades metafísicas.


Imagen del espacio profundo tomada por el telescopio Hubble

Existió otro antes del que conocemos y es plano: recientes investigaciones de prestigiosos científicos trastocan lo que creíamos saber sobre el Cosmos

Dos investigaciones diferentes que han visto la luz durante los últimos días podrían llegar a cambiar mucho de lo que sabemos, o creemos saber, sobre el universo en que vivimos. El primero, firmado por el británico Roger Penrose, uno de los físicos más brillantes de nuestro tiempo, cuestiona la idea generalizada de que no puede haber un "antes" del Big Bang, ya que los mismos espacio y tiempo se crearon, igual que la materia, durante aquella gran explosión primigenia. Penrose, de hecho, asegura haber encontrado indicios de otro universo anterior al actual. Lo que convertiría al nuestro en una simple etapa (que Penrose llama "eón") de un universo que se crea y se destruye cíclicamente, resurgiendo cada vez de sus propias cenizas con un nuevo Big Bang.

El segundo estudio, publicado en Nature y realizado por Christian Marinoni y Adeline Buzzi, dos físicos de la Universidad de Provence, en Francia, vuelve a poner sobre el tapete la teoría del universo plano, y encuentra en una vieja idea de Albert Einstein, desechada por el físico alemán al considerarla errónea, una posible "llave" para comprender la energía oscura, la misteriosa fuerza antigravitatoria que parece ser la responsable de que la expansión del universo se esté acelerando. Si ambas teorías se demuestran correctas, podrían desencadenar una nueva revolución en Cosmología, y dar un vuelco a nuestra comprensión del mundo que nos rodea.

Según la teoría dominante en la actualidad, el universo en que vivimos se originó hace 13.700 millones de años a partir de un único punto de densidad infinita, del que surgió, en forma de Big Bang, la realidad que conocemos. Durante sus primeros instantes de existencia, el universo era una ardiente sopa de partículas libres (no asociadas en átomos), a miles de millones de grados de temperatura (unas condiciones, por cierto, que acaban de ser reproducidas con éxito en el LHC, el gran acelerador de partículas de 27 km de diámetro que hay en la frontera franco suiza) y en rápida expansión. Al ir el universo expandiéndose, y por lo tanto enfriándose, las partículas pudieron dar lugar a los primeros átomos simples (hidrógeno), que mucho tiempo después la gravedad se encargaría de unir para formar las primeras estrellas y galaxias.

Nuestro destino final

¿Cómo empezó todo? ¿Y cómo evolucionó? Nunca la Ciencia se ha acercado más a las respuestas que ahora. Sin embargo, quedan numerosas cuestiones pendientes, y los investigadores exploran con cuidado cualquier posibilidad, por disparatada que parezca, que pueda aportar una pieza más al rompecabezas. Una de las cuestiones más acuciantes es la de averiguar por qué el ritmo de expansión original no solo no se ha ralentizado desde el Big Bang, sino que se sigue acelerando.

Desde hace décadas se ha venido debatiendo sobre cuál será el destino final del universo. Para llegar a la conclusión de que eso es algo que depende, en gran medida, de la cantidad de masa que contenga. Si la masa total del universo es suficiente para que la fuerza de la gravedad (que es mayor cuanta más masa hay) venza a la fuerza original de expansión, entonces el universo terminará por detenerse, e incluso empezará un proceso de contracción que podría llevarle al colapso (en un evento contrario al Big Bang que los cosmólogos llaman Big Crunch). Pero si la masa total no es suficiente, entonces nada podrá detener la expansión, y el universo se hará cada vez más grande, con su materia cada vez más dispersa, para terminar siendo un enorme y negro vacío cuando se apague hasta la última de las estrellas.

En su afán por medir la masa total del universo, sin embargo, la Ciencia se ha encontrado con varias sorpresas. La primera es que la materia ordinaria, la que brilla y forma las galaxias, las estrellas y los planetas, apenas constituye un 4% del total de la masa del universo, absolutamente insuficiente para frenar la expansión. Otro 22% corresponde a "otro tipo" de materia, una que no puede ser detectada directamente por nuestros instrumentos porque no emite luz ni ninguna otra clase de radiación. Se la conoce como "materia oscura" precisamente por eso. Sabemos que está ahí (por los efectos gravitatorios que produce en la materia ordinaria), pero nadie ha podido verla jamás.

¿Y el restante 76% ? Los científicos, incapaces de dar una respuesta, acuden al término "energía oscura", una misteriosa fuerza que, actuando en el sentido opuesto de la gravedad, sería la responsable de que el ritmo de expansión universal se siga acelerando.

Rebote de otro universo

Y es aquí precisamente donde encajan las dos investigaciones hechas públicas esta misma semana. Penrose, por su parte, analizando los datos del satélite WMAP (que mide la radiación de microondas que permea el universo entero, los rescoldos del calor del Big Bang), ha encontrado una serie de patrones de distribución (en forma de círculos concéntricos) que podrían explicarse como "atisbos" de otros universos acaecidos antes del Big Bang. Lo cual supondría que el universo que conocemos no es más que una etapa, o rebote, de un universo mucho más viejo que crece y se contrae cíclicamente, surgiendo una y otra vez de múltiples Big Bang. Nosotros estaríamos en medio de una de esas etapas o "eones". Pero en un futuro lejano, el universo volverá, de alguna manera, a tener las condiciones que hicieron posible el Big Bang. Según el físico británico, en esos momentos la geometría del universo será "muy suave" y lineal.

Algo que es tremendamente consistente con el segundo de los estudios publicados esta semana. En efecto, Marinoni y Buzzi han conseguido demostrar, midiendo la distorsión de la luz que nos llega de 500 parejas de galaxias lejanas, que vivimos en un universo plano, y no en uno curvo o incluso esférico, como muchos pensaban. Si ambos están en lo cierto, podríamos estar a punto de desvelar algunas de las cuestiones fundamentales que la Humanidad viene planteándose desde que el rimer hombre alzó la vista hacia el cielo nocturno y se preguntó por lo que estaba viendo.

¿Esférico, curvo o plano?

¿Cuál es exactamente la geometría del universo? ¿Vivimos dentro de una especie de esfera de múltiples dimensiones o se trata más bien de un tejido espaciotemporal que se curva suavemente y sin llegar nunca a cerrarse sobre sí mismo? ¿O puede que incluso no se curve en absoluto y que en realidad habitemos en un universo plano? La cuestión, uno de los mayores interrogantes de la Cosmología, tiene para nosotros implicaciones muy concretas y que van mucho más allá de ser simples cuestiones teóricas. De hecho, la geometría del universo influye de forma decisiva en los objetos que observamos.

En un espacio curvo o esférico, la luz que nos llega de galaxias o estrellas lejanas se deforma durante su largo viaje, de manera que la imagen que vemos no se corresponde con la realidad, sino que está distorsionada. Sería, en cierta medida, igual que mirarnos sobre la superficie de una bola metálica y ver nuestro rostro completamente deformado. En un espacio plano, sin embargo, esa distorsión no existiría y nos permitiría ver los objetos celestes tal y como son.

Por eso, Marinoni y Buzzi decidieron buscar pruebas de esas distorsiones observando 500 parejas de galaxias distantes en órbita la una alrededor de la otra. Usando las magnitudes de las distorsiones observadas, Marinoni y Buzzi fueron trazando la forma que tiene el tejido espacio temporal. Una forma que, según han podido determinar, refuerza la posibilidad de que vivamos en un universo plano.

ASÍ SON LAS MISTERIOSAS SEÑALES DE UN UNIVERSO ANTERIOR

Los círculos oscuros muestran regiones del Universo más frías de lo habitual

Los círculos concéntricos detectados por el físico Roger Penrose pueden desvelar la existencia de un cosmos antes del Big Bang

El investigador de la Universidad de Oxford Roger Penrose, uno de los físicos más brillantes de la actualidad, anunció la pasada semana el descubrimiento de «atisbos» en el fondo cósmico de microondas -los ecos lejanos del Big Bang- de la existencia de otro universo anterior a la gran explosión. Lo que vio Penrose fue una serie de círculos concéntricos en los que la temperatura de la radiación es notablemente menor que en otros puntos del Universo, y esos anillos son los que se muestran en la fotografía sobre estas líneas.



En un artículo publicado en ArXiv.org, Penrose explica que ha analizado unos patrones circulares que aparecen en el fondo cósmico de microondas y que sugieren algo impresionante: que el espacio y el tiempo no empezaron a existir en el Big Bang, sino que nuestro universo existe en un ciclo continuo de «rebotes» que él llama «eones». Antes de nuestro universo hubo otro y, en consecuencia, después del nuestro surgirá uno nuevo. Y así una y otra vez.


Ventanas al pasado


Los círculos que vemos en la imagen son los que, según Penrose, nos permitirán ver más allá del Big Bang. Es nuestra ventana no solo al pasado, sino también a un nuevo tipo de conocimiento. Estos círculos son descritos como marcas dejadas en nuestro eón por las ondulaciones esférica de las ondas gravitacionales que se generaron cuando los agujeros negros colisionaron en el eón anterior. Si Penrose está en lo cierto, cambiará todo lo que creíamos saber sobre nuestros más lejanos orígenes.


En un principio el Universo era líquido


    Los físicos aceleraron e hicieron chocar entre sí partículas a altas energías


Físicos del LHC recrean los primeros microsegundos tras el Big Bang a 10 billones de grados y se llevan algunas sorpresas

Como prometía, la «máquina de Dios» continúa de sorpresa en sorpresa. Los físicos del Gran Acelerador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) de la Organización Europa para la Investigación Nuclear (CERN), han llegado a una insólita conclusión tras realizar un experimento a altos niveles de energía, en el que recrearon los «primeros microsegundos después del Big Bang». Tras acelerar una serie de partículas, el equipo cree que, en esos primeros momentos, el Universo no solo era muy caliente y denso, sino que, y aquí viene la novedad, se comportaba como un líquido.
Los científicos, entre los que se encuentran investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), aceleraron y chocaron entre sí núcleos de plomo en las más altas energías posibles en el detector Alice del LHC, el anillo circular situado a cien metros bajo tierra en la frontera entre Suiza y Francia. De esta forma, generaron unas «bolas de fuego» subatómicas muy calientes y densas, recreando los primeros microsegundos después del Big Bang a temperaturas de 10 billones de grados.



En estas altísimas temperaturas, la materia normal se mezcla en una exótica sopa primordial conocida como plasma quark-gluón. Varios modelos de la física teórica predicen que ese plasma se comportaría como un gas a estos altos niveles de energía, pero los primeros resultados de los científicos del LHC los echan por tierra. No es precisamente un gas lo que han descubierto los investigadores. «Estos primeros resultados parecen sugerir que el Universo se comportó como un líquido muy caliente inmediatamente después del Big Bang», afirma David Evans, de la Escuela de Física y Astronomía de la Universidad de Birmingham. Aunque tampoco es la primera vez que se sugiere esta idea, los experimentos anteriores, realizados en EE.UU., habían sido realizados a bajas energías, y se desconocía lo que ocurriría cuando se subiera el pistón. Ahora ya no hay duda.


A por otras dimensiones


Esta conclusión llega siete meses después de que la «máquina de Dios» comenzara a colisionar protones a alta energía. «Estamos aprendiendo más sobre los inicios del Universo», se alegra Evans. Con toda probabilidad, no será, ni mucho menos, el último resultado. Los científicos esperan que en los próximos meses el LHC vuelva a proporcionar nuevos descubrimientos. Los responsables de otro de sus detectores, el Atlas, creen que el próximo año serán capaces de encontrar el evasivo bosón de Higgs, descubrir dimensiones extras y obtener partículas relacionadas con la materia oscura.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

PROCESO DE LA HUMANIDAD: LÍNEA DE TIEMPO